Caminar, escuchar... y apenas, nada más.





Serie (en proceso abierto) de paisajes sonoros de zonas de la ciudad de La Plata grabados durante la práctica de caminatas de escucha realizadas en el itinerario de mi vida cotidiana.
Abordo la grabación de campo como un acto artístico en sí mismo, en sus propios términos ( no solo como técnica de obtención de material para la producción posterior de un discurso sonoro) explorando las posibilidades de una poética fonográfica y una estética del acto de grabación, fundados en una escucha poética del mero estar-siendo del paisaje y las cosas . En este sentido la grabación de campo la comprendo como una práctica situada de carácter procesual. En este caso deviene la forma misma del caminar. Durante la grabación se efectúan los cortes de las tomas operados con el mecanismo de la ¨pausa¨, en un mismo archivo, pero sin montaje en post-producción, creando así el montaje en el tiempo real de su situacionalidad. Ese es un aspecto crucial de la practica tal como me interesa desarrollarla explorando sus potencialidades expresivas a partir de extremar el gesto mínimo de dejarse-estar-escuchando, articulado solo entre ¨rec¨, ¨pause¨ , ¨stop¨. Dado el acento puesto en el hecho de la grabación, a excepción de retoques de ecualización, no hay otros procesos de edición en post-producción.




Este enfoque de la grabación de campo, que apunta a la re-configuración sensible a través de la escucha del paisaje y al abandono o la suspensión de las identificaciones y representaciones del yo, se articula con el ¨Camino¨ que por un lado nos remite a las caminatas sonoras en H. Westerkamp , por otro , no dejan de recordar los ¨Caminos de bosque¨ de M. Heidegger , pero además, en tanto figura poética de fuerte aroma oriental resuenan en ella la tradición del haiku y la posibilidad de una ¨vía del escuchar¨.
El camino es la figura de lo mutable, lo impermanente, la intemperie. Estar en camino es lo otro del detenerse, pero hace al sentido de la posada, de la estancia, del hogar. Es imposible el caminar indefinido sin descansar, sin generar hitos y relaciones. El camino también está hecho de pausas y detenciones. Del mismo modo, inversamente, la estancia, el amparo y el hogar son por definición precarios y carecen de sentido sin la intemperie y el caminar. El camino reúne las partidas y los destinos, las bienvenidas y despedidas, trayectos e itinerarios pautados, pero también al cielo abierto y desvíos.
Para caminar se hace preciso encontrar el paso propio para andar. Éste no surge de un destino asignado, sino de dar con el ritmo propio, de hacer la experiencia de encontrar nuestro tiempo. Ensayar un distinto caminar, Una disposición diferente de los sentidos y el sentido, orientados por una escucha poética que, en este caso, tiene a la fonografía como medio. En los recorridos conocidos hacia los destinos ya sabidos es posible explorar una manera de habitar en clave de resonancia. Un estar-caminando que es a su vez un estar-escuchando.







En momentos como los que atravesamos, para no volver a la ¨normalidad¨que nos trajo hasta aquí, más que ¨cambiar la cabeza¨ quizás se trate de ¨cambiar el cuerpo¨y apostar por otra sensibilidad fundada en otra ética y otra estética. Experimentar una cotidianeidad que albergue lo resonante, el ruido, el silencio y el tiempo de los árboles, las voces, el tránsito, el viento, los insectos, las aves, otros animales, las luminarias y artefactos. Sentir las distancias, trayectorias e intensidades con que están hechos los lugares de todos los días. Estas caminatas constituyen el paisaje sonoro de estás fonografías, son menos el producto de realizar recorridos alternativos a los habituales que el intento de poner lo ya sabido en suspenso para dejar emerger a través de la escucha una realidad sensible inimaginada.




Caminar, escuchar... y apenas, nada más.