Nocturnas









Grabaciones de campo realizadas en distintas horas de la noche y la madrugada en la ciudad de La Plata, Arg. entre los años 2016-2020.

En la noche siempre somos extranjeros. Andar de noche tiene ese aire de incursión y el estado de vigilia es por definición una dislocación.  La noche nos recibe a condición de recordarnos, si es que sabemos escuchar, que estamos solos.  Aun junto a otros siempre estamos solos, en una íntima relación solitaria con nosotros mismos. Sin embargo, a la vez, solo podemos estar solos a condición de que haya otros, siempre hay otros. La soledad es un modo de estar respecto de los demás. Escuchar la noche es una manera de habitar esa soledad haciéndola menos inhóspita y también una manera de estar con otros en soledad.

Realizar grabaciones de campo puede ser como sembrar paisajes, abrir surcos en los que se siembra la posibilidad de darse un paisaje al ser actualizado en la escucha.  Instalarme en la noche a través de la grabación de campo es una forma de constituirla en paisaje mediante el acto de escuchar como invocación y conjuro de esa soledad que encuentra en la noche su íntima resonancia.

En estos tiempos globales y sombríos, a punto de terminar el año en que la soledad sobrevino masiva y obligada por el aislamiento, la cuarentena y el distanciamiento social que profundizan las miserias y las incertidumbres de un mundo cada vez más desigual y  que pareciera no poder gestar otros modos de existencia,  sin embargo, en este  año también he sido padre por primera vez  y con la llegada de Canela a nuestras vidas y pese a haber pasado su primer año de vida confinados en cuarentena, este es para mí, paradójicamente, el momento más maravilloso de mi vida y luego de cinco años de dedicarme casi exclusivamente a la militancia política y sindical es  un año de retorno a la creación artística.  Por todo ello me pareció que era oportuno recuperar este proyecto de grabaciones de campo, consistente en una serie de la que aquí se publica su primer volumen, en la que más que ocuparse de un espacio geográfico se aborda el paisaje como un territorio de tiempo y momento específico como la noche. La noche que, en tanto momento, funciona como el tiempo de resonancia de lo que el día enmudece.  

En estas grabaciones nocturnas hay de algún modo un tributo a esas soledades, las inevitables, las de hoy y las de otros tiempos, las elegidas y las padecidas, a las de la intimidad creativa y las del desamparo.  

Quisiera dedicar estas fonografías nocturnas a todos aquellos que, por elección o imposición, por deseo o por imposibilidad hoy están solos. A Aquellos que no duermen por las noches y aquellos que no tienen donde dormir.  A todos los que estuvieron, están y estarán solos y extraños en la noche.  

 

La Plata 28   de diciembre de 2020.